La realidad del sistema nacional e internacional nos está mostrando la prevalencia momentánea de la mentira. Con bombardeos, misiles y más muertes no se puede derrocar dictadores, ni imponer la vigencia de derechos humanos. Nada más falso que el prometido “desarrollo” a través de la auténtica industria de la muerte que representa la minería a cielo abierto en un país de clima tropical húmedo como lo es Panamá.
Monseñor Romero, como nos dijiste: “La verdad físicamente puede ser muy débil como el pequeño David; pero por más grande, por más armada que se ponga la mentira, no es más que un fantástico Goliat que caerá por tierra bajo la pedrada de la verdad” (Homilía 2 de marzo de 1980, VIII p. 298).
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