Este 24 de marzo de 2011 se recuerda con pesadumbre el 31 aniversario del asesinato de Monseñor Romero –Arzobispo de San Salvador, El Salvador- y a la misma vez se celebra con júbilo un año más de la resurrección de San Romero, el santo de Las Américas que caminó y sigue caminando con su pueblo. Ahora bien, permítanme dejar un punto claro desde el comienzo de esta reflexión.
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