La carita de Ramadan, de 10 años, dejaba traslucir un gran contento cuando en la noche del jueves dio a su madre el beso de las buenas noches. Su padre, Bahgat al-Zaalan, de 37 años, había prometido llevarle el viernes por la mañana al parque de atracciones con todos sus hermanos y su madre, para después ir a almorzar en un restaurante de Ciudad de Gaza.
Llegiu l'article sencer a
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada