En el nuevo contexto político y de movilización que se ha ido construyendo a lo largo de 2011, afrontamos el 2012 con una mezcla de miedo y aún más indignación, por lo que vendrá de los gobiernos conservadores y la responsabilidad para responder desde los movimientos sociales los nuevos retos que a buen seguro nos plantearán. Si el otoño ha sido caliente, 2012 debería serlo aún más.
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