dissabte, 26 de gener del 2013

AÑO NUEVO... ¿EMPLEO VIEJO? - MUNDO SOCIO – LABORAL gener JUSTICIA Y PAZ Donostia

Con motivo del cambio de año se acostumbra a hacer balance de lo que ha significado el que termina. De 2012 todos los media coinciden en decir que la crisis económica ha dominado la preocupación de las personas, empresas, instituciones y gobiernos. Destacan las dificultades para encontrar empleo, sobre todo para los jóvenes, sin importarlo preparados que están; y cómo la salida para muchos ha sido aceptar lo que quisieran ofrecer o la emigración, sobretodo a Alemania que aparece como nuevo “El Dorado”. Muy pocos hablan del no querido desarraigo humano que ello significa, de la pérdida de capital humano que supone, pues ahora quienes emigran mayoritariamente son quienes están mejor formados. Aunque hay quien afirma que es bueno alejarse del lugar donde uno ha vivido, para abrir las mentes a otras concepciones y formas de vivir, que “hay que dejar de ser pueblerinos”.
Nuevo año... y todos los pronósticos apuntan a mayores dificultades económicas para la gran mayoría de la población, especialmente para quienes ocupan los lugares más bajos de la escala social. Sin embargo, en la mayoría de los medios de comunicación lo que les ocurra a estas personas parece no contar, salvo que sean objeto de una noticia espectacular, que posibilite su utilización para aumentar la audiencia o tirada de prensa escrita, pues piensan que es lo natural en ellos, que ya están acostumbrados a pasarlo mal y sufrir. No actúan así para informar cuando quienes han gozado de una posición muy desahogada tienen que reducir algo su nivel de gasto, pareciendo que son los grandes perdedores y sufridores del momento. Estos medios airearán sus “desventuras” y pedirán se haga todo lo necesario para que recobren rápidamente su anterior bienestar. El trabajador que necesita desesperadamente un empleo y no puede salir, su tendencia natural es adaptarse alo que el empleador decida: capacitación técnica, idiomas, disponibilidad temporal y geográfica... Ni va a pelear por defender un salario digno con tal de obtener un puesto de trabajo que asegure un mínimo de “seguridad”,pensando que cuando mejore la situación todo cambiará. Y esto no es sólo para trabajadores con escasa preparación. No hace mucho aparecía un anuncio, en la página web de Infojobs, de una ETT que seleccionaba ingenieros técnicos, con “nivel alto de inglés” para una “importante empresa dedicada al diseño, creación, composición y redacción de Manuales de Operaciones, Manuales de Mantenimiento y Catálogos de Equipos Industriales, ubicada en el donostiarra Parque Tecnológico de Miramón, con un salario bruto de 6,30euros la hora (claramente por debajo de los 1.000 euros mensuales). Y, en muchos casos, de la cuestión retributiva no se habla hasta bien avanzado el proceso de selección. Además, se exige estar dispuesto a adaptar el estilo de vida personal y familiar a las necesidades de la empresa, porque ésta desea sobrevivir o crecer en un marco hostil de competencia, con un fuerte darwinismo empresarial donde sólo sobreviven o triunfan las dispuestas a todo. Por otra parte, tal como se desarrollan ciertos trabajos, exigen tal grado de tensión que terminan por quebrantar gravemente la salud; llegando al extremo del suicidio, cuando se une a otros factores desestructurantes de su vida. Según datos del vecino país del norte, en Francia las víctimas del estrés laboral son más que las ocasionadas por el tabaco y cuestan al estado entre 2.000 y3.000 millones de euros. Parece que no hay más remedio que acomodarse lo mejor posible a la enorme velocidad de cambio que se produce en el ámbito de lo sociolaboral. Se inducen nuevas preferencias sociales que dan lugar a nuevas profesiones; se exige disponer de habilidad y flexibilidad para adaptarse a las nuevas circunstancias si se quiere estar y permanecer el mayor tiempo en la “cresta de la ola”. Afirman que, para triunfar, hay que estar al tanto de lo que sucede, decidido a formarse continuamente desde el conocimiento de los cambios que se producen y de las cambiantes exigencias del empleador. Sin embargo, esta manera de vivir ¿responde a una verdadera humanización? Si la respuesta es negativa, porque no se aceptan las consecuencias que se derivan de este orden desorden establecido, será necesario comprometerse en una estrategia viable de cambio a todos los niveles, desde el personal familiar hasta el internacional, creando nuevas formas de producir y distribuir aquellos bienes convenientes para un auténtico desarrollo de todas las personas. Y cuando, a principios de año, se formulan deseos a conseguir con vistas al logro de una vida más feliz, ¿se nos pasa por la cabeza este tipo de deseos compromisos? No se trata de que otros lo hagan y te lo den sin gasto, sino de esforzarse junto a otras personas para la mejora de la sociedad. La Administración pública, a los distintos niveles, debe hacer lo posible por dotar a los desempleados de unos ingresos que posibiliten cubrir sus necesidades fundamentales e instaurar políticas activas de empleo (que ya están transferidas a la CAV) orientadas, por una parte, a facultar al desempleado para encontrar un nuevo empleo, adaptado a sus capacidades, lo antes posible, por medio de reciclar su capacidad productiva y de ayudarle a conectar con quienes necesitan de su esfuerzo; y, por otra, favorecer económicamente a las empresas que creen estos empleo. Si tenemos presente que la mitad de los desempleados son de larga duración, vemos que la situación es más difícil para conseguir su pronta reinserción laboral, pues la empleabilidad va desapareciendo más rápidamente cuanto más se tarde en ello.

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