La humillación cotidiana de los residentes árabes de Jerusalén esta alcanzando el punto de ebullición de su indignación, y es solo cuestión de tiempo que estalle el conflicto.
La revolución en las calles de El Cairo debería hacer sonar la alarma también en Jerusalén. Como muchos egipcios y tunecinos, los árabes de Jerusalén Oriental han sido humillados y pisoteados durante años. Su paciencia comienza a agotarse. Los vientos que corren por Jerusalén Oriental son los mismos que soplan en las calles de Egipto y que pueden acabar por derribar un régimen que se creía eterno.
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