Los islandeses siguen dando ejemplar muestra de cordura y dignidad. De libertad. Por segunda vez han rechazado pagar las deudas de sus bancos privados caídos en bancarrota por aplicar la estrategia neoliberal. Les suponía pagar 13.300 euros por cabeza. En la primera ocasión los acreedores –bancos británicos y holandeses que habían apostado en el casino bancario islandés los planes de pensiones de sus ciudadanos- les pedían un interés del 5,5%, ahora lo habían rebajado al 3% y les daban muchos más años para reembolsarlo. Pero los islandeses siguen diciendo no.
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