Montado en un borriquillo y jaleado con hosannas infantiles, dio un latigazo sobre la mesa de los banqueros (en contubernio con los jerarcas del templo para costear jornadas mundiales lucrativas)... y los mitrados del Sanedrín le acusaron de ateo (Mc .11). No se quedó a una hora santa en el templo para salvar las apariencias.
Llegiu l'article sencer a
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada