En el transcurso del último mes el movimiento 15-M ha sido objeto de dos grandes operaciones de acoso articuladas en los circuitos del poder político, económico y mediático. La primera, ya concluida, tuvo como objeto transmitir una imagen del movimiento que hacía de éste una simpática fiesta de jóvenes enfadados que poco más pedían que unas cuantas palabras de comprensión de nuestros magnánimos dirigentes.
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