No, de ninguna manera, muchachos. Os avisaba en la carta anterior con la frase del Nuevo Testamento de obrar nuestra salvación “con temor y temblor”, porque estabais expuestos al veneno de todos los saboteadores, de todos los egoístas aprovechados y de todo ese izquierdismo al que el mismo Lenin calificó como “una enfermedad infantil”.
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