Este verano, bajando un día en coche desde el Montseny, recogí en autostop a un pobre señor que movía desaforadamente los brazos en la carretera, sin un bártulo en las manos. Se nos presentó así: andaluz, edad 63, varios años sin trabajo él y la mujer, sin subsidio de paro y ya casi sin nada que echarse a la boca, ...
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