Del “Assad es un reformista” de Hillary Clinton al “Assad debe marcharse” de Barak Obama han pasado cinco meses. Este cambio, que augura un trágico final del líder sirio y anuncia la injerencia ilegal de EEUU en los asuntos internos de un país soberano, se debe a la incapacidad del dirigente sirio de contener las protestas. A EEUU le preocupa un caos incontrolado en las proximidades de Israel.
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