Aunque mucha gente percibe el viaje turístico como expresión de la libertad individual, en realidad no pasa de ser un producto industrial de diversión de masas. Gracias al ilusionismo publicitario, el sector consigue invisibilizar la devastación ambiental de la mayoría de territorios afectados y disimular que las migraciones turísticas solo pueden ser disfrutadas por una minoría de la Humanidad.
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