Juzgar la vitalidad de un movimiento social sobre la base del número de manifestantes que consigue sacar a la calle ha sido siempre tarea delicada. Aun con todas las cautelas, el 15-M ha salido airoso, sin embargo, de una convocatoria, la realizada entre nosotros el 15 de octubre, que muchos agoreros anunciaban iba a ser un sonoro fracaso.
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