Es un hecho que mucha gente ve un contraste entre Jesús y la Iglesia. Un contraste que, a veces, llega a ser tan fuerte que, para no pocas personas, representa un escándalo. De forma que este escándalo puede constituir, en bastantes casos, y de facto constituye, la gran dificultad que algunos aducen para justificar su falta de fe, su alejamiento de Dios, su resistencia a cualquier forma de práctica religiosa, etc.
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