Lanzar bombas atómicas sobre la población iraní para que su gobierno no lance sus inexistentes bombas atómicas en el futuro, es el argumento surrealista de los que planean, a sangre fría, un castigo colectivo a un pueblo y la hecatombe mundial ante un auditorio anestesiado y manipulado con viejas falsedades, que además ha olvidado el horror de Hiroshima y Nagasaki.
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