Sócrates fue condenado a muerte por herejía, como Jesús. Le acusaron de enseñar nuevos dioses a los jóvenes. Tal iluminación no le abrió los ojos delante del cielo sino de la Tierra. Comprendió que no se podía deducir del Olimpo una ética para los humanos. Los dioses del Olimpo podían explicar el origen de las cosas pero no dictar normas de conducta.
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