Mientras seguimos pensando que aún vivimos en una Europa democrática, en realidad asistimos a los primeros pasos de un “golpe de estado” y la posible instauración de una larga época de fascismo social y financiero. Entendemos que esta afirmación es dura y, posiblemente, produzca una inmediata consideración de ser una exageración y, además, alarmismo gratuito.
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