Hace dos días, escribí en este blog un elogio de la bondad, como solución a la crisis económica que vivimos. Alguien me ha recordado que los teólogos no entendemos de economía. Lo cual es verdad. Pero, tan cierto como eso, es que, si los economistas no tienen en cuenta que las relaciones laborales, empresariales y económicas se limitan sólo a los datos que suministra la economía, con eso nada más no arreglamos los problemas económicos que nos agobian.
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