Los tunecinos han expulsado a Ben Ali; Egipto se ha levantado contra Mubarak; en numerosos países han tenido lugar manifestaciones contra unos dirigentes autoritarios. La situación puede evolucionar en cualquier dirección, hacia la victoria o hacia la derrota popular. Pero es ahora mismo, a pesar de las incertidumbres, cuando es preciso comprometerse con unos acontecimientos cuya importancia mundial no puede ser negada por nadie.
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